"Si dejar atrás la ignorancia, los prejuicios y cualquier otro peso muerto equivalente, no fuera un proceso como es, igual al de la noche que introduce al nuevo día y pudiera lograrse tal liberación; como el golpe seco de un rayo, como el rayo quemaría descubrir así el daño hecho y recibido, hasta el punto de sentir justa y sana envidia de la muerte. Me consta”.
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